No eres mayor para cambiar. Desafía la idea de que “es demasiado tarde” para ti y apúntate al cambio personal. Una de las frases que más impotencia generan a un psicólogo es cuando su paciente le dice, “no puedo cambiar, yo soy así, ya soy mayor para hacer las cosas diferentes”. No es cierto, el cambio personal es una parte inevitable de la vida. Desde nuestro cuerpo físico hasta nuestras creencias y valores, todo está en constante transformación. ¿Puede cambiar tu cuerpo, pero no tu mente?
Si eres consciente de que estás atrapado en patrones de comportamiento o pensamientos, que te impiden crecer y alcanzar el grado de flexibilidad y de adaptación, que necesitas para mejorar tu calidad de vida y tu salud mental, ¡anímate a trabajarlol!, no culpes a tu edad para permanecer en una zona de confort, conocida pero poco operativa.
En este artículo, exploraremos la capacidad humana para cambiar y te brindaremos herramientas prácticas para iniciar tu propio proceso de transformación.
¿Por qué es importante cambiar PARA TU DESARROLLO PERSONAL?
El cambio nos permite adaptarnos a las nuevas circunstancias y superar los desafíos que se nos presentan, estar al día en la vida que nos ha tocado vivir, unirnos más a las personas con las que convivimos. También nos ayuda a alcanzar nuestras metas y sueños. Cuando nos resistimos al cambio, podemos experimentar estancamiento, frustración e incluso depresión, porque al empeñarnos en utilizar viejos trucos para situaciones nuevas, las cosas no salen. Nos hace sentirnos desfasados y fuera de la vida que estamos viviendo.
El cambio es evolución, es vida, es maduración, es desarrollo personal. No podemos ser las mismas personas que éramos con 15, 20, 30 años, porque las circunstancias de vida y personales han cambiado, las personas con las que estamos son diferentes, las relaciones que establecemos tienen otros desafíos. No cambiar significa ser impermeable a la vida. Si asumes que ya no tienes tanto pelo, o el peso de los 20 años, ¿por qué no asumes que tu mente no es la misma?
¿Qué factores influyen en el cambio PERSONAL?
Aprender de las experiencias nos cambia, nos enseña nuevas formas de hacer las cosas o de relacionarnos. Nuestras rutinas, nuestra vida ha ido cambiando con los años, así como nuestros valores y principios. Es parte del crecimiento personal. Nos vamos haciendo más pragmáticos, menos idealistas.
Alaska cantaba “Yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré”, y se equivocaba. Lo que nos mantiene jóvenes no es comportarnos con 40 como a los 20, eso es ridículo. Lo que nos mantiene jóvenes es actualizarnos para que desde la edad que tenemos podamos seguir entendiendo a los de 20, aunque no comportamos muchas de sus actitudes al tener distinto bagaje vital.
PLASTICIDAD NEURONAL
Los nuevos estudios de neurología nos enseñan que la plasticidad neuronal está activa durante toda la vida. Es nuestra capacidad de aprender y crear nuevas conexiones en nuestro cerebro para adaptarnos a situaciones no vividas con anterioridad. Es la capacidad de nuestro sistema nervioso para modificar su estado, creando nuestras estructuras y conexiones neuronales, en función de las condiciones del medio.Y estará más activa, cuanto más la usemos a lo largo de las distintas etapas de la vida. Empezamos a envejecer en el momento en el que nacemos y eso no nos hace decidir dejar de adaptarnos hasta que no tomamos esa decisión de manera consciente.
Además, según envejecemos, el tomar la decisión de adaptarnos y aprender nos trae un beneficio inesperado: la reserva cognitiva. Esta reserva nos blinda en el futuro ante enfermedades como la demencia. Y la generamos aprendiendo cosas nuevas: al utilizar las nuevas tecnologías, leyendo, estudiando, enfrentándonos a situaciones que no hemos vivido antes, plantándonos nuevas ideas, debatiendo, cambiando nuestras rutinas… pesando y haciendo en definitiva.
MOTIVACIÓN
Utilizaremos nuestra plasticidad neuronal si estamos motivados para arriesgarnos y salir de nuestra zona de confort. Para cambiar y adaptarnos. Si no tenemos un motivo claro para cambiar, es poco probable que lo consigamos. Pero, ¿qué nos puede motivar para el cambio?:
Socializar y mantener relaciones estables
Al estar cerca de amigos y familiares y participar en actividades que disfrutamos puede ayudarnos a sentirnos más felices y conectados con el mundo que nos rodea. Además, las relaciones sociales pueden proporcionarnos una sensación de apoyo y ayuda emocional cuando lo necesitamos. Nos desafían con sus ideas, nos motivan a probar cosas nuevas y además en un entorno seguro, rodeados de personas que nos quieren. Pero si además te atreves a conocer a gente nueva, te enseñarán nuevos puntos de vista, nuevos argumentos, nuevas experiencias.
Mente sana y cuerpo sano
Para estar motivado para cambiar hay que tener energía física y mental. Y para eso hay que cuidarse. ¿Con qué ganas te irías a hacer un viaje con tus amigos, si no puedes con tu cuerpo. Mente y cuerpo están unidos. Si la cabeza está motivada pero el cuerpo no acompaña, nos frustraremos, y al revés lo mismo. Estar comprometido con la vida, implica estar comprometido con uno mismo.
Establecer objetivos realistas
Estar motivados al cambio implica empezar por querer cambiar lo que está a nuestro alcance. Si nuestros objetivos son cambiar cosas inalcanzables, nos rendiremos y volveremos a la zona de confort con el rabo entre las piernas, frustrados y convencidos de no intentarlo más.
Mantener un sentido de propósito en la vida
Comprometernos con la vida, con los nuestros, nos hace motivarnos para adaptarnos y aprender. No queremos ver pasar los días a través de la ventana, queremos estar en la calle viviendo el cambio.
Autoconciencia
Para cambiar, y para saber qué debemos cambiar, primero debemos conocer quiénes somos, entender nuestras emociones, nuestros miedos ante los cambios, y nuestro miedo al fracaso. Comprender cómo se relaciona todo, conocer nuestros límites para poder estirarlos. Cuando utilizamos esta capacidad podemos modificar ciertos aspectos de nuestra personalidad, al mismo tiempo que aumentamos nuestra inteligencia emocional. Y para lograrlo, debemos dedicarnos tiempo de introspección. Nos ayudará a tomar mejores decisiones, y conocernos.
Creencias
Nuestras creencias sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea pueden influir en nuestra capacidad para cambiar. Si queremos ser más flexibles, más permeables al cambio, debemos estudiar nuestras creencias para poder revisarlas y llevar al punto limpio las creencias limitantes que nos rondan la cabeza, y que se han quedado obsoletas. Todas nuestras creencias han tenido su utilidad en su momento, pero con los años, algunas de ellas necesitan ser sustituidas por otras más acorde con quienes somos ahora. Si no hacemos este trabajo de limpieza y nos quedamos con las obsoletas, nos van a limitar.
El generar nuevas creencias adaptadas a nuestro tiempo, nos ayuda a interpretar el mundo, a los demás y a nosotros mismos de forma óptima y realista. Y para ello tenemos que comprometernos con los tiempos en los que vivimos, con cambiar acorde a ellos. No puedo generar nuevas creencias, si estoy fuera de los acontecimientos.
Resiliencia
La resiliencia es la capacidad de adaptarnos a las dificultades y superarlas. Ser más adultos no nos libra de enfrentarnos a situaciones difíciles, al revés, vienen curvas. Por eso esta capacidad es fundamental para adaptarse y para buscar nuevas soluciones a nuevas situaciones. Y para que esto sea posible, hay que atreverse a salir de nuestra zona segura, ser valientes y humildes como para reconocer que necesitamos aprender.
Humor
El humor nos ayuda a superar los malos tiempos, nos ayuda a a reírnos de nosotros mismos, a no frustrarnos por nuestros fallos. Nos motiva a superarnos mentalmente. El humor nos da bienestar emocional. No puede haber crecimiento personal sin humor
Desafía la idea “ya soy mayor para cambiar”. Apúntate al cambio personal
No existe una fórmula mágica para el cambio. Sin embargo, hay algunas estrategias que pueden ayudarte a iniciar este proceso:
Define tus objetivos: ¿Qué quieres cambiar? ¿Quieres ser más paciente? ¿Quieres socializar más? ¿Quieres gestionar tus emociones? Ten claros tus objetivos de cambio y sé fiel a ellos.
Desarrolla un plan de acción: Establece metas alcanzables y define los pasos que necesitas dar para lograrlas.
Busca apoyo: Rodéate de personas que te apoyen en tu proceso de cambio.
Sé paciente: El cambio lleva tiempo y esfuerzo. Cada pequeño cambio, ya te está acercado a tu objetivo.
Afronta el miedo de salir de tu zona de confort: No pasa nada por salir ahí fuera. Aprender, explorar nuevas maneras de hacer las cosas.
Hazlo para ti y por ti, eres y serás el primer beneficiado.
CAMBIO PERSONAL, ¡ALLÁ VOY!
Nunca somos demasiado mayores para cambiar. El cambio es posible, si estás dispuesto a trabajarlo, y a ser paciente contigo mismo. Es un rasgo de implicación en la vida, de inteligencia. Aunque no quieras cambiar, el cambio es inevitable. Solo plantéate decidir tú esos cambios, atreverte con los que te permitan adaptarte a las nuevas circunstancias y aprender cosas nuevas.
Trabajando la motivación, creando nuevas creencias, aumentando la resiliencia, y siempre con humor, el cambio está a tu alcance. Si necesitas que te guíen con las mejores estrategias para hacerlo, acude a un profesional de la salud mental. Yo estaría encantada de embarcarme en esta aventura contigo. ¡Si quieres cambiar, puedes hacerlo!