¡Ha llegado el calor! Las piscinas abren, las terrazas están llenas, los niños van a tomar las calles en unos días… el aire huele a bronceador y a cloro. Para mucha gente el año empieza en enero, pero para mí empieza en verano, esos días largos que dan tanto de sí, y en los que se pueden emprender nuevos proyectos, esos días de descanso que aclaran la mente y aportan ideas geniales profesionales y personales.
Pero… pensar es más fácil que hacer ¿verdad? Vale, estoy con vosotros, la primera fase del arte de la motivación es tener una idea feliz, mejor dicho… que nos haga feliz. Pero una vez creada la idea, o más bien el objetivo, tenéis que pensar que las agallas para atreverse a llevarlo a cabo no vienen solas. Una verdad universal es que si nos quedamos en la teoría (en el mundo de las ideas) nunca empezaremos con nuestro proyecto. Por tanto mi primer consejo es…. EMPIEZA, aunque no lo tengas todo pensado, pon en marcha la primera idea, lo demás vendrá rodado (y esto es un gran pareado).
¿Ya has empezado? (lo mío es un no parar muajajaja). ¡¡¡Bien por ti!!! Ahora ponte unos objetivos que se puedan cumplir fácilmente. Si al principio quieres conseguir un montón de cosas, te vas a frustrar. Si te pones objetivos fáciles, el cumplirlos te va a motivar un montón. Los objetivos fáciles son como las pipas… ¡¡¡nunca puedes comer solo una!!! Y ahora lo importante ¿has cumplido tus primeros objetivos?… Pues prémiate. Por cada fase cumplida te mereces un premio.
En este punto, nuestro nuevo proyecto ya lleva un tiempo… y la vaguería entra en acción. Empieza a no apetecer tanto, las ganas flaquean. ¡¡¡No te dejes!!! probablemente lo que te está pasando es que estás empezando a procastinar (el postergar de toda la vida). No pasa nada, dejamos de pensar en lo poco que apetece y nos ponemos con lo que toque… anticipando el pedazo de premio que nos vamos a dar por haber conseguido superar nuestra desidia.
Un truco importante del arte de la automotivación, es tener la cabeza puesta en el presente. Tenemos que controlar nuestras expectativas para evitar meternos presión, colocarnos objetivos imposibles, o descuidar nuestras rutinas de trabajo. Si nos centramos en lo que tenemos entre manos en ese momento, siempre nos vamos a sentir positivos y con fuerza para seguir, porque hasta ese momento todo lo que hemos hecho ha sido avanzar. Por lo tanto, si queréis comparar vuestra situación actual con algo… hacedlo con el pasado (concretamente con el día en que decidisteis que algo tenía que cambiar), antes de haber conseguido perder los kilos que os habéis quitado, antes lograr correr 15 minutos completos, antes de tener 5 clientes nuevos… Y sobre todo tener en cuenta que un proyecto lleva algún tiempo y que cuando realizas algo todo los días se acaba convirtiendo en un nuevo hábito para ti, se convierte en algo que ya no cuesta tanto, pasa a ser parte de ti. Es fantástico porque si somos constantes… el tiempo siempre juega a vuestro favor.
Y todo esto, amigos míos, sirve para todo en la vida. Para cambiar algo de nuestro carácter, para modificar un hábito, para comenzar un nuevo proyecto profesional, para ser mejor según pasan los años… Al final dominar el arte de la automotivación nos hace más felices, completos y sabios, porque nos obliga a superarnos. Y superarse a uno mismo es tener una autoestima a prueba de balas.
Ana Saro Moncloa
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