🙂 ¿Os apetece hacer un pequeño experimento con nosotras? ¿Sí? ¡Vamos allá! Pensad en algo que os ponga nerviosos (que no sea de categoría catástrofe porque es la primera vez que vais a hacerlo), algo normal, como por ejemplo, lo que os cuesta aparcar cuando llegáis al trabajo, o tener que ir a por un regalo para un compromiso. Probablemente pensareis cosas como: menuda paliza, después del día que llevo y dos horas aparcando, ¿y yo a éste qué narices le compro?, ¿y por qué me toca a mi la cena de Navidad?¡no puedo con todo! Después de estos pensamientos, contad vuestras pulsaciones (han subido, ¿verdad?). Ahora observad vuestras conductas porque, a lo mejor, algunos de vosotros estáis moviendo la pierna sin daros cuenta, tamborileando con los dedos en la mesa… Es decir, pensamientos negativos… activación maligna total. Mal rollo general.
Ahora mirad este vídeo, es bueno desde el minuto 1 y dura algo más de 12. Si podéis terminarlo mejor.
Es muy bueno, ¿verdad? Seguro que os habéis reído (nosotras lo hemos hecho… y dándolo todo). Y seguramente si ahora volvéis a tomaros las pulsaciones, éstas han bajado uno o dos puntos. Las carcajadas, risas o sonrisas acaban de mejorar vuestra vida a nivel físico y mental (compartiendo el post nos dáis las gracias, 😉 ): Han reducido vuestro estrés y mejorado vuestro sistema inmunológico, han relajado el cuerpo, protegido vuestro corazón y reducido la sensación de dolor. A nivel mental han mejorado vuestro estado de ánimo, aumentado la satisfacción personal, han anulado/pausado vuestras emociones negativas, y os han dado perspectiva.
¿A que ahora buscar el regalo, aparcar, o lo que sea, es menos grave? (vamos que si hay que hacerlo se hace, pero con menos mala leche). Las tareas no se han convertido mágicamente en agradables, pero seguro que se os ocurre cómo planificarlas mejor. Como véis, ¡son todo ventajas! Tenemos que utilizar el humor, reír es estupendo. Pero como no siempre podemos marcarnos 12 minutos de monólogo, estos consejos os harán llevar una vida más risueña y tener un banco de recuerdos simpáticos a los que poder recurrir cuando las cosas se ponen intensas en vuestras cabezas :
Si os gustan los animales… ¡tened una mascota! Los estudios indican que tener un amiguito peludo (y no hablamos ni del «cuñao», ni del primo) protege de la depresión, del estrés e incluso de accidentes cardiovasculares (¡al parecer acariciar a tu mascota baja la tensión arterial!). Además, ver las posturas que pillan en la cama (las mascotas, no las parejas), o los «desastres caninos/gatunos», te harán reír seguro (una vez solucionados, claro).
Una peli o una serie graciosa: no es que la televisión sea la panacea, ¡pero seguro que hay algún programa que consigue sacarte una sonrisa! Aquí ya depende de gustos, pero por ejemplo «The Big Bang Theory» o «Modern Family» son dos series maravillosas que lo van a conseguir seguro.
Internet: si hay algo en internet (a parte de pornillo y gatitos) es humor. Blogs, webs, vídeos… Si quieres reír seguro que algo encuentras.
Quedad (o llamad por teléfono) con ese/a amigo/a tan simpático/a que sabéis que siempre os saca una sonrisa por su chispa al contar las cosas.
¿Hay algo que os haya hecho gracia hoy? (aparte del supermonólogo de Mister Harlem) Compartirlo, con los compañeros, con el portero, la familia o con la vecina, pero compartirlo: volveréis a reír otra vez, y además en compañía, que sienta genial.
Haced alguna chorradita al día, que os va a dar vida. Decid o haced «tonterías»… Vale, no se puede estar todo el día de coña marinera, pero de vez en cuando no hace daño, ¡al contrario!
Pues ya véis, reírse es maravilloso, y hace vuestra vida «más mejor», así que… no os decimos ná y os decimos tó: ¡a reír que son dos días! 😉
Las Psicóloguis
Ana Saro Moncloa y Mamen Jiménez