Cuando el retoño de la casa, mimado por todos y con toda la atención de la familia va escuchando que se va a convertir en el hermano mayor, siente ilusión (en la mayoría de los casos). El “príncipe” imagina un compañero de juegos, un amigo de travesuras, un confidente y sobre todo un súbdito. Pero la realidad a la que se enfrentará es otra: llega un ser pequeño y arrugado que además ¡se atreve a quitarle la atención de los papis, de los tíos, de los abuelos y de las visitas! Además el hermanito no “sirve para nada”: hace ruidos, llora y encima se hace pis y caca en el pañal!!! ¡Pero nadie más parece darse cuenta de esas cosas! Al contrario, todos le quieren y le miman, ¡sobre todo cuanto más llora! Además es tan pequeño que se pelean por llevarle en brazos, cuando al él hace tiempo que le dicen que tiene que caminar solito porque ya pesa mucho. ¿Qué se le ocurre hacer entonces al “príncipe”? Algo lógico: si al nuevo hermanito le funciona eso de llorar y exigir a todas horas… ¡¡¡será que esa es la solución!!! Así que es posible que intente exigir de nuevo beber en bibi, llevar chupete, obligar a los adultos a que le lleven en brazos, llorar por todo y volver a manchar los pantalones…

Pero las cosas no suceden según lo planeado, resulta que a él le regañan cuando las hace, pero cuando las hace ese pelón… los papis van y se ríen, le hablan bajito y le besan. Solo queda una solución entonces: boicotear al monstruito.

La historia continúa, y somos los papis los que tenemos que ayudar a que los peques afronten este importante cambio. Aquí van unos consejos para aquellos padres que van a destronar a su “príncipe”:

  1. Vamos a decirle a la familia que cuando vengan a conocer al nuevo bebé, primero le dediquen un tiempo al “príncipe destronado”, y que si traen un regalo al hermanito (el bebé no está en condiciones de apreciarlo), que también se lo traigan a él.
  2. Cuando estemos toda la familia admirando al recién llegado, es importante que alguno dedique ese tiempo a jugar con el pequeño “príncipe”, y que los piropos al bebé (que no se entera de nada), sean contenidos, no demasiado efusivos.
  3. Los papás deben reservar un tiempo para hacer cosas con el “príncipe”, cosas que ya hacían juntos y cosas nuevas que le gusten y que se deban a que su estatus ha cambiado, ha crecido, ahora es el hermano mayor y esa responsabilidad también trae algunas ventajas.
  4. Es bueno que los papás incorporen al hermano mayor a la rutina de cuidar al pequeñito, decirle que salga de su habitación o que no le moleste solo va a retardar el que se establezcan esos lazos de afecto entre los hermanos.

Con esto y un poco de paciencia… ¡seguro que el “príncipe” estará encantado con eso de “subir de nivel”! De “príncipe” a “hermano mayor”, con lo que mola eso!!!

¿Tienes dos (o más) hijos? ¿Cómo gestionaste los celos? ¡Cuéntanoslo! 🙂

Las Psicóloguis

Ana Saro y Mámen Jiménez

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