Querida Autoestima:
¿Cómo estás? ¿Dónde estás? Desde que te fuiste, mi vida ya no es la misma. He entrado en una vorágine emocional casi diaria, paso de estar triste a estar alegre en segundos…
Bueno esto no es verdad del todo. Verás, desde que no estás conmigo, siento que no tengo un criterio válido para las cosas, por esa razón no me ha quedado otra que confiar en el criterio de los demás. Cuando me dicen cosas positivas ¡me siento en la cima del mundo! (como Di Caprio en Titanic), pero cuando lo que me dicen es negativo… me hundo.
El problema es que trato con tanta gente cada día, y cada uno con su criterio sobre mí, que el resultado es una noria emocional. Es agotador. Al final del día, digan lo que digan… estoy fatal. Pero no tengo otra salida… si me guío por lo que pienso sobre mí, salgo peor parada. Por lo menos algunas personas me dan alguna oportunidad con sus opiniones… yo no me doy ninguna.
No, en realidad el problema es que siento que todo lo que hago, todo lo que soy está por debajo de la media. En mi mente todo es “si yo hubiera, o fuera, o tuviera… entonces sería, haría, sentiría…” En mi cabeza las expectativas de lo que voy a lograr, conseguir, decir o hacer son unas, y cuando hago la comparación con lo que ha pasado de verdad… siempre salgo perdiendo, porque todo es blanco o negro, no soy capaz de ver los grises. En cuanto pasa algo siento que es mi culpa, aunque no sepa por qué… algo habré hecho.
Bueno no quiero molestarte más con mis dramas, te parecerán tonterías seguro. Vuelve pronto.
Querida Amiga:
Estoy aquí, siempre he estado. El tema es que poco a poco has dejado de oír mi voz, pero si estás dispuesta a hacer unos cambios en tu forma de ver las cosas, volverás a escucharme y a tenerme.
Mira, necesito que hagas el esfuerzo de empezar a cambiar los pensamientos negativos por positivos. Al principio te supondrá un gran esfuerzo, es difícil cambiar los patrones de pensamiento, requiere voluntad, dedicación y disciplina… pero el resultado siempre es bueno, siempre es a mejor. Solo te pido que cuando estés ante una situación que te lleve a decirte “soy un desastre”, te des una colleja mental y pongas las cosas en perspectiva. Por ejemplo, si consideras que has sido un desastre al manejar una situación de trabajo con un cliente, con tu jefe… lo que sea, piensa en tus errores de esa situación concreta, pero recuerda las veces que has resuelto bien asuntos de esa clase otras veces. Es decir, te pido que seas justa y te digas “hoy en esto en concreto he sido un desastre, pero normalmente estos asuntos los resuelvo bien”. ¿A que parece una tontería? Pues no lo es. Te ayuda a poner las cosas en su lugar.
También te pido que tengas la misma minuciosidad que tienes para ver tus fallos, en tus éxitos. Si fallar en algo te duele “muchísimo”, acertar debería alegrarte “muchísimo”. No puede ser que tengan más importancia tus fallos que tus éxitos ¿verdad? Solo te pido que te trates con la misma indulgencia que tratas al resto del mundo ¿a qué es fácil? ¿a qué piensas bien de ellos aunque a veces se equivoquen? Pues para ti lo mismo.
Siempre has sido una chica con criterio. Sabes diferenciar lo bueno de lo malo, la verdad de la mentira, la calidad de lo común. ¿Te atreves a empezar a decidir por lo que te parece a ti que es, piensen lo que piensen los demás? Sé que pedirte esto es muy complicado en estos momentos pero ¿y si lo haces unos días? Solo para que compruebes con hechos objetivos que tu criterio sigue funcionando a las mil maravillas. ¿Te apuntas?
Y claro que no eres perfecta (nadie lo es), claro que puedes ser mejor, pero no te hace falta serlo en todo ¿verdad? ¿Por qué no haces una lista con tus puntos fuertes y débiles? De esta forma podremos ver de manera objetiva en qué debes mejorar y en qué no, y de paso podremos ponernos unos puntos de mejora más realistas. Esto te ayudará a ver los grises (que por cierto son preciosos).
¿Te parece que empecemos por aquí?
Siempre contigo, tu Autoestima.
Ana Saro Moncloa
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