Nuestros hijos también sufren estrés
Nuestros niños también tienen ansiedad y en ocasiones, estrés. Un mal día en el cole, un compañero que se lo hace pasar mal, los controles o exámenes, los hermanos… un millón de cosas en su universo les hace estar tensos, nerviosos, y mostrarse desobedientes e irritables.
A través de la respiración, podemos ayudarles a relajar la mente, el cuerpo, y a sustituir su estado de ánimo por otro más tranquilo.
¿Pero cómo les enseñamos a respirar mejor? Utilizando este pequeño truco, y convirtiendo el momento en que se lo estamos enseñando en algo tranquilo pero divertido.
Nuestros hijos se relajan percibiendo nuestro olor, el olor de nuestras colonias o perfumes, sobre todo si lo tienen muy asociado a nosotros, les hace sentirse seguros.
Quién no recuerda sonreír y relajarse al entrar en casa de nuestros padres después de mucho tiempo, o evocar a nuestra madre o abuela después de oler su colonia o incluso el suavizante que usaba. El olfato es el sentido más primario y potente, y el que más fácilmente se identifica con las emociones asociadas.
Pues bien, vamos a usar esa sensación de seguridad, ya relacionada con el olor, para facilitarles la relajación, poniendo unas gotas del perfume en un clínex o en un pañuelo.
El primer paso es decirle que inhale profundamente por la nariz, despacio, de forma natural, todo lo que pueda.
Después, que aguante la respiración dos segundos (contamos para él: uno…, dos), y que suelte el aire por la boca lo más despacio posible, como si quisiera silbar. Los mejores resultados se dan cuando el proceso se repite 10 veces.
Hacerlo con ellos, al mismo tiempo refuerza su técnica y el aprendizaje, la primera vez los dos con los ojos abiertos, para que el niño pueda imitar lo que hacemos, y desde la segunda con los ojos cerrados, para favorecer su concentración en la respiración. Cuando lo tenga aprendido, es conveniente hacerle ver que las sensaciones han cambiado, que está más tranquilo. Cuando veamos que lo siente y lo entiende, le explicaremos que debe recordar ese momento y la sensación que tiene en ese instante, para que cuando se sienta nervioso, realice el ejercicio. Si le cuesta hacerlo solo con la imaginación, le daremos un clínex con unas gotas de colonia para que lo lleve en el baby, la mochila, o para que lo guarde en el cajón. Así podrá ir aprendiendo poco a poco. ¿Os gusta?
Las Psicóloguis
Ana Saro