POR QUÉ HABLAR DEL SÍNDROME DE BURNOUT
Últimamente llegan muchos casos a consulta con Síndrome de Burnout, o el síndrome de «estar quemado». Por esa razón me gustaría dedicar este post a explicároslo, con sus causas, síntomas, tratamiento, y cómo prevenirlo y/o prevenir su recaída.
La mayor parte de los pacientes, cuando vienen o me los derivan desde el médico de cabecera, ya están muy desgastados y llevan con él bastante tiempo. Se sienten sin energía, sin motivación para trabajar, han perdido las ganas y el idealismo que antes sentían por su trabajo y les cuesta sentir empatía. Están agotados, ansiosos y deprimidos.
Estos síntomas (y algunos más), son los que definen este síndrome de Burnout, al que la Organización Mundial de la Salud señala como «un factor de riesgo laboral, porque afecta a la calidad de vida, la salud mental y en casos extremos, hasta puede llegar a poner la vida en riesgo». ¿Vemos en qué consiste?
DEFINIENDO EL SÍNDROME DE BURNOUT
Maslach, psicóloga americana experta en el tema, lo define como “una forma poco adecuada de afrontar el estrés crónico y por eso los pacientes sufren de agotamiento emocional, despersonalización y tienen una bajada importante en su desempeño laboral”.
Por otro lado, el psicólogo Gil Monte nos aporta la causa por la que suele aparecer “el estrés laboral surge cuando las demandas del trabajo son altas, y al mismo tiempo, la capacidad de control de las mismas es baja al modelo esfuerzo-recompensa, que explica el estrés laboral cuando existe un desequilibrio entre el alto esfuerzo (demandas, obligaciones, etc.) y la baja recompensa (sueldo, estima, etc.)”.
Es decir, los expertos señalan que las personas a les cuesta adaptarse a las situaciones cambiantes del entorno laboral y personal, y que están sometidas a temporadas prolongadas de estrés, pueden llegar a padecer el síndrome de Burnout sobre todo si también se dan factores precipitantes como la falta de descanso, el aumento de las obligaciones, la extensión de las jornadas laborales, o el “todo para ayer” … entre otros.
¿QUÉ SÍNTOMAS TIENE?
Los síntomas no aparecen de golpe, van poco a poco conquistando terreno. Todos tenemos días malos, solo que los que sufren síndrome de Burnout, paulatinamente van “encadenando” días malos, hasta que ya no recuerdan sentirse de otra forma.
Están cansados y emocionalmente agotados, con una gran pérdida de energía, mucho desgaste fatiga.
Cualquier cosa cuesta muchísimo y empiezan a postergar todo lo que pueden.
Sufren despersonalización.
La despersonalización es un mecanismo para distanciarse de las emociones que les duelen, como por ejemplo los sentimientos de impotencia y frustración. Sienten como si se vieran a ellos mismos y a lo que les rodea, a través del objetivo de una cámara, en tercera persona, están pero no están, y así evitan experimentar tanto el impacto de las cosas.
Dejan de darle importancia a la realización personal.
El trabajo pierde el valor que tenía para ellos desde siempre, y se convierte en una fuente de sufrimiento, desde la tarea más simple a la más complicada.
¿CÓMO SE MANIFIESTAN LOS SÍNTOMAS?
Normalmente los pacientes con el síndrome de Burnout, se deciden a pedir ayuda psicológica cuando sienten:
- Indefensión. La sensación de que nada está saliendo, ni nada va a salir bien el futuro.
- Agotamiento emocional. Desgaste vital.
- Dejar de practicar actividades personales o en familia. Dejar de llamar a los amigos, o de recibir esas llamadas, de hacer planes…
- Sensación de inquietud todo el día y todos los días, sea la tarea que sea y en tiempo laboral, de ocio o de descanso.
- Miedo y temor. A todo, a no ser capaz de superar el día, a no poder realizar su trabajo, a cualquier imprevisto.
- Depresión. Tristeza continua y sensación de desamparo.
- Ira explosiva. En situaciones en las que no hubiera reaccionado de esa forma, de repente el paciente “pierde los papeles”.
- Hipersensibilidad e irritabilidad. Todo lo que les digan les sienta mal, lo viven como críticas. Se enfadan fácilmente.
- Se agotan fácilmente. Desde el momento de levantarse, y durante el día, tienen la sensación de que no pueden más.
- Adicciones (alcohol, ansiolíticos, y puede que otras). Estas sustancias empiezan a ser regulares en su ingesta diaria para pasar el día.
- Cambios de personalidad. Por ejemplo, personas normalmente tranquilas, se muestran enfadadas, quisquillosas e impacientes.
- Culpa. Por no querer trabajar, por no poder hacer el trabajo, por no querer delegar, por no estar para los suyos, por no querer estarlo.
- Carga excesiva de trabajo. Aunque están al límite, siguen aceptando tareas en su día a día.
- Cambios en los hábitos de higiene y arreglo personal. Se arreglan menos, se les ve más descuidados.
- Cambios en la alimentación. Esto les lleva a perder o ganar mucho peso.
- Pérdidas de memoria, dificultad para atender o concentrarse. Las tareas rutinarias se olvidan, en las reuniones no se enteran, los trabajos que requieren concentración, ahora son inalcanzables.
- Desorganización. Empiezan muchas tareas pero las abandonan al poco tiempo, no avisan de por dónde las llevan, o de que las han empezado, los plazos no se cumplen, llegan tarde a todo…
- Problemas de sueño. Dormir puede ser, o una evasión de todo lo que están pasando, por lo que constantemente lo buscan, o un lujo porque no consiguen dormir nada más que tres o cuatro horas durante la noche.
- Abulia y apatía. Hasta las actividades de ocio y recreo les cuesta la vida.
- Síntomas físicos: temblores, úlceras, adormecimiento facial o de las extremidades, tics, dolores de cabeza, tensión muscular, cefaleas…
¿QUIENES SON MÁS PROPENSOS A PADECER EL SÍNDROME DE BURNOUT?
Normalmente el perfil que llega a la consulta y que padece síndrome de Burnout casi siempre se encuentra entre estos:
Los que han priorizado el trabajo por encima de todo lo demás, y las cosas no están saliendo como estaban planeadas.
Quizás en su día comenzaron su carrera laboral con mucho entusiasmo, mucho sacrificio y compromiso, con expectativas excesivamente elevadas (poco ajustadas a la realidad), y que ven con el paso del tiempo, que todo lo que se suponía que debían hacer o lograr a estas alturas, todavía no ha podido ser y que su carga laboral sigue aumentando.
Aquellos con una gran carga laboral y/o familiar desde hace tiempo.
Son personas que intentan por todos los medios que ambos mundos no se resientan por todo lo que demanda el otro, y llegado un punto no pueden seguir soportando tanta presión.
Personas que sienten que no pueden hacer frente a las demandas del trabajo que están realizando.
Bien porque creen que no tienen las capacidades adecuadas para ese puesto o se acaban quemando porque se esfuerzan mucho más de lo que sus resultados indican.
¿CÓMO TRATAMOS EL SÍNDROME DE BURNOUT Y PREVENIMOS FUTURAS RECAÍDAS?
Estas son solo algunas de las herramientas que se trabajan en la terapia para superarlo y prevenir futuras recaídas, pero da una idea de cómo el objetivo es enseñar al paciente a incorporar en su día a día hábitos saludables, cognitivos, emocionales, fisiológicos y de conducta, que le protejan ante las situaciones cambiantes que se dan en los entornos laborales y personales:
- Enseñarles a separar la vida laboral y de la personal.
- Trabajar el autocontrol ante las situaciones de presión.
- Aprender a ver las situaciones que se dan en el trabajo, como una parte más del mismo, y a no implicar las emociones, ni personalizarlo.
- Equilibrarles todas las áreas de su vida: familia, trabajo, ocio, descanso…
- Modificar tanto como se pueda el clima laboral para mejorar el ambiente de trabajo.
- Trabajar en gestionar la carga laboral de manera que no pase a ser sobrecarga.
- Aprender a gestionar el tiempo que llevan las tareas, para agendar cada día aquello que realmente se puede llevar a cabo.
- Trabajar en autobservarse para que si se vuelven a sentir determinados síntomas, no se deje pasar el tiempo y se recurra a los profesionales antes de que se vuelva a dar una recaída.
- Aprender a ver los procesos y no solo los resultados.
- Displinarse para tomar los tiempos de descanso de manera regular, y volver con más recursos al trabajo.
- Practicar Mindfulness regularmente.
PRACTICAR MINDFULNESS PARA PREVENIR EL SÍNDROME DE BURNOUT Y/O FUTURAS RECAÍDAS
Hasta aquí hemos descrito cómo nace, se manifiesta, y se trata el síndrome de Burnout, y en qué tipo de personas es más propenso. Ahora quisiera centrarme en cómo aprender a practicar Mindfulness ayuda a evitar su aparición o actúa como un factor preventivo de futuras recaídas. En ningún caso es un tratamiento por sí mismo, es una herramienta eficaz de apoyo. Aquellas personas que lo padecen, deberían solicitar tratamiento psicológico para poder superarlo.
La práctica regular del mindfulness, ayuda a estar más presente en lo que está viviendo, haciendo, pensando o sintiendo. Por lo tanto, practicarlo implica ser más consciente de las cosas, disfrutar de una mayor atención y concentración en cada momento… y disfrutar también más intensamente de los tiempos de descanso. Es decir, aumenta la productividad, disminuye el número de errores o equivocaciones, y facilita que se pueda “recargar” la mente. Es decir, disminuye de manera efectiva el estrés y el cansancio emocional, al mismo tiempo que mejora las relaciones personales, dentro y fuera del entorno laboral. Hace sentir al público con el que se interactúa que realmente se le está atendiendo.
Otro elemento importante de esta práctica es trabajar la compasión, y el objetivo de hacerlo es aprender a afrontar las dificultades e imprevistos de la vida sin hacer uso de la autocrítica, la personalización, la culpa, o el aumento de las emociones negativas, acrecentando la capacidad de adaptación ante las situaciones cambiantes, y mejorando las estrategias de afrontamiento.
En definitiva se desarrolla la capacidad de resiliencia tanto en entornos laborales como personales y familiares, entendiendo esta como la capacidad de funcionar de forma óptima en entornos difíciles, sin perder capacidad de aprendizaje y minimizando el estrés. Por esta razón su práctica ayuda a fortalecer la salud mental, y a sobrellevar situaciones complicadas con menor desgaste cognitivo, emocional y físico, ayudando en la prevención tanto del síndrome como de futuras recaídas .
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¿Te ha pasado a ti?, ¿a alguien conocido? ¿qué opinas?
Ana Saro
@blisspsicologia
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